Con la llegada del verano apetece estar al aire libre y disfrutar del buen tiempo, una época perfecta para descubrir parajes recónditos y recorrer la geografía catalana. Si estás pensando en hacer una escapada y te encanta la montaña, este fin de semana en la comarca de la Alta Ribagorça se inagura una nueva temporada de la bajada de fallas.
La tradición de las fallas es una de las costumbres más ancestrales del Pirineo y que tiene como protagonista el fuego. Hace unas décadas eran numerosos los pueblos que mantenían la bajada de las fallas, pero la despoblación y el paso del tiempo supuso su desaparición en muchos lugares.
Actualmente, las fallas con más renombre son las de la Alta Ribagorça, así como las del Pallars Sobirà y las fiestas del Haro de diversas poblaciones de la Val d’Aran.Sobirà, en donde estas tradiciones tienen unas características más singulares.
En Isil, uno de los pueblos más bonitos del Vall d’Àneu —y que en palabras de J.V. Foix son la descripción más fiel del valle: “… me encontré todo solo en un granel olvidado, en par del tiempo, en la línea de Isil, cerca de todos en la lejanía de los siglos.”—, la fiesta de las Fallas se celebra el 23 de junio, la noche de San Juan. Se trata de una fiesta que se pierde en el tiempo y nunca se ha dejado de celebrar. La primera referencia escrita sobre las fallas en Isil la encontramos en 1902 en una crónica sobre la Fiesta Mayor en el diario «La Veu de Catalunya». Ya en 1904, Joaquim Morelló escribió: “Entre las costumbres típicas del país (Valle de Àneu) puede citarse la de los Fallaires, que se conserva con más integridad en el pueblo de Gil “. En 1991, la fiesta de las Fallas de Isil fue declarada por la Generalitat, fiesta tradicional de Interés Nacional.
La estructura básica de la fiesta se ha mantenido invariable a lo largo de más de cien años, conservando su esencia y recuperando elementos perdidos como las danzas. El contenido de la fiesta está perfectamente ritualizado comenzando con la confección de las fallas un mes antes, la falla grande plantada en la plaza de Isil, la bajada de fallas encendidas en un descenso vertical desde la cima del Faro, el recibimiento de los fallaires por parte de las solteras con los tres obsequios rituales, la ida al cementerio y finalmente las danzas tradicionales recuperadas en 1993: la Marcha de los Fallaires, el Baile de Bastones, el Ball Pla y la Bolangera.
«Prenderemos fuego al Faro y dibujaremos en la oscuridad de la montaña el camino de fuego que nos guiará a correr por todo el pueblo hasta que todos juntos encenderemos una hoguera que dará paso a la noche de baile.»
La noche de la bajada de las fallas se sube hasta el “faro”, al hacerse oscuro. Después se enciende este “faro”, las fallas y se empieza a bajar, guiados por el mozo mayor o jefe de grupo, andando el primer tramo de la pendiente y luego corriendo hasta llegar al pueblo, donde los falleros purifican cada rincón para alejar los malos espíritus y son recibidos con música y el sonido de las campanas. Con las fallas medio consumidas se hace una gran fogata y empieza la fiesta.
Desde 1991 la fiesta está organizada por la Asociación de Fallaires de Isil, entidad creada expresamente para el mantenimiento de la tradición de las fallas.