Desde hace más de tres siglos, Sant Hilari Sacalm celebre su Via Cucis Viviente, conservando la tradición procesal transmitiéndola de padres a hijos, y se ha convertido en una manifestación popular importante que incluso ultrapasa su geografía.
La Procesión del Via Crucis Viviente de Sant Hilari Sacalm tiene una historia documentada de unos 270 años, pero antes de 1731 ya se celebraban procesiones en las cuales se representaban algunos personajes del Evangelio.
A mediados del siglo XIX estaba formada por la escolanía y el clero con cruz alzada. La figura de los armados ya estaban presentes. Seguían intercalados, los Misterios, acompañados por el cuerpo de costaleros, los vituperios que eran niños costaleros, fieles con antorchas o velas grandes, y grupos corales que cantaban canciones populares de la época. También estaba presente el Sant Crist Gros, con los costaleros uniformados con túnica negra. La procesión seguía con el paso de la Dolorosa y el del Sepulcro. Acababan la formación las autoridades, miembros de las sociedades benéficas y mutualistas, como La Protectora o la de San Juan Degollasi.
A finales del siglo XIX el cortejo se hizo más largo, ya que se introdujeron personajes del vía crucis como el Cirineo o el mismo Jesús llevando una cruz de madera. El primer hilarienca que representó a Jesús en el Vía Crucis fue Francesc Busquets que lo hizo hasta la edad de los 65 años. Este papel estuvo representado por tres generaciones seguidas de la familia Busquets que guardaban con mucho cuidado la peluca y la túnica para utilizarla de nuevo el Jueves Santo del siguiente año.
Durante el primer tercio del siglo XX esta tradicional procesión aún se hacía el Jueves Santo y terminaba en la Iglesia. Pero a partir de 1941 el vicario mosén Francesc Carbó propone hacer las estaciones del Vía Crucis por las calles del pueblo, perfilando ya casi definitivamente la actual representación del Vía Crucis Viviente, que pasó a hacerse el Viernes Santo a partir del año 1969.
En la actualidad, el Vía Crucis Viviente de Sant Hilari Sacalm es una manifestación de religiosidad popular que adapta, de forma singular, la dramatización de la pasión y muerte de Jesús, combinando la escenificación itinerante de determinados pasajes de la pasión, con elementos procesionales como los Armados o los Misterios.
Una de las figuras más representativas y populares del Vía Crucis son los Armados. Su trabajo es uno de los más espectaculares y más duros de la representación de cada noche del Viernes Santo. Siguen durante las 3 horas el ritmo de los tambores marcando el paso y conduciendo por las diferentes calles de la villa, con el sonido de las lanzas golpeando el suelo.
El Vía Crucis Vivente comienza a las 21h detrás de los jardines de Can Rovira con la Toma de Jesús en el Huerto de Getsemaní, que forma parte de un itinerario que lleva a la plaza de la Iglesia, donde se representa el Juicio de Poncio Pilato y avanza lentamente, en medio del sonido de los timbales y las lanzas de los armados, haciendo un recorrido integrado por 14 escenas entre las que destacan—la Verónica, la primera, segunda y tercera
caída de Jesús, y Jesús consuela a las mujeres de Jerusalem— y que se acaba en el turó de la Vaga, ya en las afueras del pueblo, y donde se representa una de las escenas más emotivas, la del Calvario, en un ambiente que cuenta de una gran iluminación y música que cautiva a los visitantes.
El presidente de la Asociación del Vía Crucis Viviente, Juan Xandri, por su parte explicó que los actos de esta tradición procesional de Semana Santa se mantienen como en las otras ediciones a pesar de la crisis y que este año, lo único que no se hará es la Santa Cena que se había instaurado en los últimos años, pero se reemprenderá en próximas ediciones.
Está considerada, pues, como una de las fiestas más populares de Cataluña—ha sido galardonado con la Creu de Sant Jordi de Cataluña— después de que la Generalitat decidió declararla fiesta patrimonial de interés nacional por su proyección nacional y por su larga historia.