La fiesta de las Fallas es una tradición ancestral de fuego, noche y danza muy arraigada en la comarca catalana de la Alta Ribagorça que se mantiene viva en el s. XXI.
El origen de la fiesta se relaciona con el culto primitivo a los dioses por el éxito de las cosechas y por la llegada del buen tiempo justo en el solsticio de verano. Es una celebración que simboliza la fecundidad y la regeneración de la vida natural en todos sus aspectos.
Hace unas décadas eran numerosos los pueblos que mantenían la tradición de las fallas, pero la despoblación y el paso del tiempo supuso su desaparición en muchos lugares. De hecho, la costumbre de encender hogueras la noche de San Juan es común en toda Cataluña, pero en las comarcas de la Ribagorza y del Pallars Sobirà es donde estas tradiciones tienen unas características más singulares.
Un ejemplo claro es la población de Isil, en el Pallars Sobirà, que cada año, la noche de San Juan, celebra la bajada de fallas más conocida en los Païses Catalanes y la que más gente congrega en torno a la fiesta. La primera referencia escrita sobre las fallas en Isil la encontramos en 1902 en una crónica sobre la Fiesta Mayor en el diario “La Veu de Catalunya”.
Pero no es la única. De hecho, la Alta Ribagorça es el territorio catalán que mejor ha sabido conservar esta antigua tradición. Durante los meses de junio y julio, varios pueblos de la comarca organizan sus bajadas de fallas.
Año tras año, los habitantes del pueblo cortan pinos altos y frondosos y los plantan en un lugar elevado y visible de la montaña y que se llama “faro”. También se preparan las fallas —una especie de antorchas— que son troncos resinosos de unos dos metros de largo, de forma tradicional.
En la Alta Ribagorça existen diferentes tipos de fallas: los «rentiners», que son de una sola pieza, las fallas de palo, las más comunes en toda la comarca, que se hacen con trozos de tea de pino y se pegan a un palo de fresno con alambres y puntas y las fallas de Vilaller, diferentes del resto, que son una pirámide invertida de grandes dimensiones atada con alambre y rellena de tea.
La noche de la bajada de las fallas se sube hasta el “faro”, al hacerse oscuro. Después se enciende este “faro”, las fallas y se empieza a bajar, guiados por el mozo mayor o jefe de grupo, andando el primer tramo de la pendiente y luego corriendo hasta llegar al pueblo, donde los falleros purifican cada rincón para alejar los malos espíritus y son recibidos con música y el sonido de las campanas. Con las fallas medio consumidas se hace una gran fogata y empieza la fiesta.
Siempre inaugura la temporada el pueblo de Durro, en la Alta Ribagorça. La siguiente bajada es en Senet, y en la noche de San Juan se celebran más fallas en Boí, Casós, El Pont de Suert y Vilaller. A principios de julio se bajan las fallas en Barruera y Erill la Vall, siendo las últimas Taüll y Llesp, a mediados de julio.
Bones.
Gràcies per reocillr un trocet, de les nostres tradicions.
Per sort o per desgràcia, serà l’unica manera que no quden a l’oblit, d’ací uns anys…
Agraïr-te el treball realitzat i la seva divulgació; i una pregunta, saber si podries failitar-nos alguna fotografia de les penjades o si en tens més.