Vallgorguina siempre ha sido y siempre será un lugar de brujas y abducciones según cuentan. Si empiezas a hablar con alguien del pueblo no tardan mucho en contarte una pequeña historia de algo que sucedió largo tiempo atrás.
Cuenta la tradición más popular que el Dolmen de Vallgorguina era el punto de encuentro de todas las brujas de la comarca desde tiempos remotos que se reunían cada viernes por la noche en torno al megalito para celebrar sus sangrientos aquelarres.
No sabría deciros cuántos han sido los caminantes y aventureros que se han perdido en los bosques de Vallgorguina en busca de la verdad. Nunca cruces un círculo mágico si no sabes la palabras adecuadas dice un dicho. Sabias palabras. Quién lo habría dicho. Yo nunca he sido supersticioso, pues simples piedras parecen como si proviniesen de la mismísima Prehistoria diría yo. Unos creen que son piedras mágicas, pues las llaman ‘La Piedra Gentil’. Otros dicen que son un dolmen, pero qué sé yo.
Muchos dirán que las historias que se cuentan son solo cuentos que sirven para asustar a los niños. Pero la verdadera historia de estas piedras es muchísimo más antigua. Nunca, nunca, nunca, el acto de unos pocos condicionó el futuro de tantos. ¡Hay que joderse! Y todo debido a la ignorancia de un granjero que teniendo que labrar sus campos decidió desenterrar unas piedras para poder cultivar y las cambió de sitio ayudado por los vecinos del pueblo. Y así, de esta forma tan insólita, comenzó la historia de una leyenda que desde tiempos de antaño ha atemorizado a grandes y pequeños. Pues desde entonces sucesos extraños han sucedido a lo largo de
los años en estas tierras, y pocos ya los recuerdan, ni los más viejos.
Ya solo locos y extraños se aventuran por los oscuros senderos del bosque. Hay quienes incluso juran haber llegado a ver un pequeño guardian protegiendo estos remotos lugares. La llaman ‘La Ruta Circular’ y dicen los más viejos que hay que ir con cuidado, pues, es muy fácil perderse por sus caminos y son muchos los que han caído en el olvido, encantados y paralizados por voces que traen los vientos del Oeste en noches de luna menguante y nunca han vuelto, abducidos por el bosque como si de una mala peli de terror fuese, temiendo encontrar una cabaña vieja al girar la siguiente curva y con el miedo de que el camino te lleve al único sitio donde no debes estar.
Un dicho local bien conocido dice: ‘Nunca inicies una aventura si no sabes el camino’. ¡Qué gran verdad! Porque seguro que todo va a salir mal, más si tus compañeros de viaje son los hijos de la noche, sacerdotes invocadores del demonio o guías que nunca llegan a su destino ni ayudados de un GPS. Cuentos de viejas, o eso dicen.
¡¡Que bueno!!
Yo creo que al final si que nos abducieron, lo que no nos dimos cuenta. Los alienígenas nos ordenaron caminar y caminar hasta desfallecer. Jejeje.
Yo solo recuerdo unas palabras: “Seguidme, yo sé el camino”…